La Facultad de Artes Visuales nace y se expande como escuela de educación superior a partir de dos grandes tendencias del desarrollo del hombre moderno: el arte de vanguardia como una comprensión actualizada y en constante búsqueda de lo que es el hombre en su contexto social y personal; y el mercado de la cultura de la imagen, cuyo desarrollo y proyección estratégica influye directamente en el crecimiento económico de las sociedades contemporáneas. Es, sin duda alguna, una escuela de estudios superiores que responde al conocimiento especializado de la imagen cuyo perfeccionamiento impacta en la comunicación humana y sus respectivos alcances dentro de la sociedad global.
Inicia sus actividades la Escuela de Pintura del Departamento de Acción Social Universitaria de la entonces Universidad de Nuevo León; dicha escuela marca el origen de la Facultad de Artes Visuales. Su primer responsable es el pintor Ignacio Martínez Rendón. Posteriormente, la participación de la pintora catalana Carmen Cortés define las actividades y objetivos que habrá de crear el Taller de Artes Plásticas. Con una población de 45 estudiantes, todos ellos vigorosos y entusiastas, el Taller de Artes Plásticas asume el reto de formalizar el estudio de este campo de conocimientos. Sus objetivos iniciales responden a las inquietudes e intereses de oficio y disciplina que planteaban los practicantes del arte plástico. Destacan de esa época estudiantes que serán futuros artistas de renombre nacional, como Gerardo Cantú, Ignacio Ortiz y Marcos Cuéllar, al igual que grandes maestros y creadores, como Pablo O´Higgins y Leopoldo Martínez. Para la siguiente década, el Taller de Artes Plásticas integra a sus estudios los talleres de litografía, xilografía y grabado en metal; estudiantes de la talla de Saskia Juárez y Armando López participan en ellos, exponentes que plasmarán una mirada personalizada del Estado de Nuevo León.
A principios de los setentas los instructores del Taller reciben el nombramiento de maestros por parte de la Universidad Autónoma de Nuevo León. El Taller cambia de domicilio y ahora se encuentra en el Centro, en la calle de Washington, entre Zaragoza y Escobedo. Su población ha aumentado a 80 estudiantes.
Por primera vez se empieza a dar un cambio radical en el concepto de arte: de objetivos que respondían a intereses de los practicantes, los mismos maestros y estudiantes amplían su percepción del arte y la conducen hacia la comprensión y capacidades de los diferentes discursos visuales; el arte se estudia como discurso visual y no como disciplina artística. Se promueven e incorporan cursos orientados al análisis de la sintaxis de la imagen, basados en ideas que se generan en la Bauhaus alemana. El diseño gráfico atrae el interés de los maestros y se percibe un ambiente de cambio para los jóvenes.
Se instala el primer laboratorio de fotografía, antecedente de lo que será después la acentuación de artes camarográficas y la carrera de lenguajes audiovisuales.
El Honorable Consejo Universitario aprueba el primer plan de estudios de la recientemente creada Escuela de Artes Visuales; establece los grados académicos de Técnico en Artes Visuales y Técnico Superior. Ambas carreras técnicas buscan cumplir con el nivel académico que permita impartir una carrera a nivel de licenciatura. Durante este periodo aparece una legión de excelentes estudiantes, como José Luis Martínez, Enrique Ruiz y Javier Mendiola, cuyos conceptos de arte propondrán nuevos horizontes en la práctica visual. Asimismo, como una respuesta al auge creativo, se crean las tradicionales fiestas del Salón de Maestros, Salón de Estudiantes y Salón de Invierno, exposiciones donde una vez al año maestros, estudiantes y artistas invitados exhiben su obra más reciente en la Escuela de Artes Visuales. Los Altares de Muertos son otra tradición de la misma época, cuyo rescate cultural permite a los estudiantes expresar su concepto de tradición y vanguardia.
La Escuela de Artes Visuales, bajo la consulta acelerada de especialistas y maestros, más el empeño de las autoridades, entrega un programa de estudios a nivel de licenciatura que es aprobado por el Consejo Universitario. La Licenciatura en Artes Visuales abarca las especialidades de Artes Plásticas, Artes Gráficas, Artes Camarográficas, Artes Textiles y Artes Escenográficas; se establece desde entonces la duración de nueve semestres.
Ese mismo año se reubica la Escuela de Artes Visuales para instalarse en la Unidad Mederos de la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde actualmente se localiza. El primer director de la Escuela es el Arq. Armando Flores, quien asume el compromiso de modernizar la carrera debido a que el artista plástico, desde años atrás, participa directamente dentro de las demandas del mercado de la cultura de la imagen: el productor de arte labora como publicista, diseñador gráfico, formateador de periódicos locales, áreas valiosamente remuneradas y que responden a un mercado en crecimiento.
Con una población de 150 estudiantes y una planta de 20 maestros, la Escuela se transforma en Facultad de Artes Visuales. Desde el principio se establecen cinco campos de acción profesional: la producción, la difusión, la crítica, la docencia y la investigación en las artes visuales. En 1988 se hace una revisión curricular que reduce el programa de estudios a tres especializaciones: artes plásticas, camarográficas y gráficas. La carrera se propone incorporar adecuaciones y modificaciones que a su vez no alteren el sentido original de la formación artística; enfatiza el proceso teórico-práctico como unidad de la enseñanza y busca reubicar y actualizar al profesionista visual desde su capacidad productiva. Durante los años ochenta y a lo largo de los noventa la Facultad de Artes Visuales tiene una amplia difusión e interés social, ya que la masificación de las nuevas tecnologías de multimedia atraen a una inquieta y creativa población estudiantil.
Hay 350 alumnos inscritos y para el año 2000 la Facultad registra 600 estudiantes. El éxito de la Facultad de Artes Visuales incluye una población escolar que busca la excelencia académica y creativa. Para ello, durante los años de 1998-2000 el programa de estudios es revisado nuevamente y se llega a la conclusión de que las tres especialidades representan campos y prácticas profesionales diferentes, aunque históricamente comparten un origen común. De este modo, en el año de 2001 se establecen las carreras de Licenciado en Artes Visuales, Licenciado en Diseño Gráfico y Licenciado en Lenguajes Audiovisuales. Los objetivos de la división de las carreras son la especialización del conocimiento, la vinculación de los programas de estudios con las actividades profesionales de nuestro contexto y la oportunidad de flexibilizar una parte de la currícula para ofrecer a los estudiantes tanto la posibilidad de que se desarrollen según sus intereses como la de permitir el mayor número posible de vasos comunicantes entre las tres licenciaturas.